¿Qué puede ser lo que nos haga hacer miles y miles de kilómetros, para ver un óleo sobre tabla de medida 77 x 53 centímetros, a más de dos metros de distancia y en un lugar atestado de cientos de molestos turistas, cuando podríamos verla todos los días desde la indiscreta cercanía de un salvapantallas o podríamos mandar a hacer una excepcional gigantografía para verla en la comodidad de nuestra hogar?
Evidentemente, aún detrás de ese corralito de vidrio y los guardias de seguridad, estar frente al mismísimo cuadro de Leonardo es una experiencia conmovedora, de una profunda conmoción interior.
Respuesta: el valor de la tradición.
Los que ven a la Mona Lisa ...
originally posted to Flickr
Autor Sergey Meniailenko, Cupertino, USA
Y lo que la Mona Lisa puede ver ...
Autor Sven Lindner, Lund, Sweden
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